Empezar de nuevo, eso era lo que pensaba mientras estaba sentado en la orilla de aquella alta cornisa en lo mas alto del edificio. Miraba hacia abajo y veía a las personas como pequeñas hormiguitas manejadas desde un punto desconocido, donde como marionetas del destino hacían su labor sin parar y sin preguntar nada.
Sacó un cigarrillo y lo espachurró contra la fría piedra..¨basta¨dijo, es hora de empezar a cambiar, a seducir al mundo de una manera diferente, sonreír a la vida y dar la espalda a la desesperación, lanzar un ordago al mundo y ganar la partida, enfrentar la mirada a la gruesa pared que nos reta al ¨no¨constante, es el momento!. Después de pensar esto, se levantó y se dirigió al ascensor mas próximo a la terraza para descender y salir a la calle.
Actitud..eso es..siguió pensando, necesito mas de la que aún tengo. La puerta del ascensor se cerró y bajó rápidamente hasta el hall del edificio. Un golpe seco le hizo despertar de sus pensamientos mas profundos, sus ojos despertaron a la realidad y salió con paso firme. Llevaba el casco en su mano, y a cada paso que daba mas se acercaba a su sueño. Se sentó en su Harley Davidson y presionó el pedal con fuerza. Un estruendo sonó tan fuerte como suena el grito de alguien que desea romper con el mundo. Se puso su casco y arrancó rumbo a la calle principal.
Según se alejaba mas fuerte latía su corazón. Debajo del casco sonreía sin parar, una sensación extraña le inundaba mientras daba gas al puño de la moto. Pronto, la ciudad no era mas que un punto en la lejanía, una mota de polvo en el retrovisor, un suspiro lejano de algo pasado. Al rato comenzó a sentirse como un lobo corriendo por la estepa o un poderoso caballo negro cuyos músculos se tensan al correr mientras el galope es el preludio de la batalla.
Detuvo la moto junto a un acantilado. Se quitó el casco y respiró profundamente. Estaba solo frente al mar, con el sonido de las olas y el viento como orquesta a su relajada mirada, presa de una paz como nunca sintió. Escuchaba el motor caliente de su moto dilatando su temperatura, un sonido característico que antes no se había parado a pensar. Miro desde lo alto las piedras y el como las olas golpeaban en ellas, aquello era lo mas parecido a o que el sentía cuando una y otra vez se enfrentaba con sus miedos.
Se subió a una gran roca que estaba en la parte mas alta y empezó a imaginar que volaba, su mente atravesó rozando el mar soñando que sus dedos acariciaban el azul intenso mientras sus ojos se perdían en el horizonte. Por un momento, su mirada se llenó de tristeza, inundándose de lagrimas al recuerdo de todas las batallas perdidas..pero por otra, una gran sonrisa se esbozó en su rostro mientras se iba quitando la pesada ropa de motero.
La noche comenzaba a cambiar el paisaje, dejando solo el sonido del mar de fondo, el silencio y la paz. Extendió sus brazos y deseó ser un pájaro, decirle a la vida cuan alto podía volar, sentirse como aquel pájaro que se posa en el caño de una fuente a beber, sin importarle nada mas que saciar su sed. Vivir apasionadamente cada momento desde arriba, golpeando las alas como queriendo con ello sacudir los males del mundo. Cerró los ojos y saltó al vacío agitando los brazos mientras se precipitaba sobre el mar.
Cuentan que sobre la Harley que quedó allí aparcada desde ese momento, hay un bello gavilán que se posa cada día y que desde allí vuela muy alto emitiendo un sonido que dicen que si lo escuchas en una noche tranquila dice claramente ¨ QUE NADIE CORTE TUS ALAS..PORQUE PUEDES VOLAR¨.