Su destino era ese. Había retado a los Dioses y estos como castigo le habían condenado a errar sin encontrar su otro yo por el mundo entero. En otra época fue poderoso, y sus decisiones sabias y nobles. Pero su ambición le llevó a querer mas de lo que podía obtener y fue destruido.
Ahora, con una túnica que ocultaba su cuerpo y su rostro, caminaba por senderos desconocidos, en los que no había nada, ni árboles que le dieran sombra, ni verde hierba que le sirviera de mullido colchón en la noche.
Todo desaparecía a su paso..todo moría. Como un ánima en pena, solo deseaba morir, pero eso estaba en manos de los Dioses, y no lo iban a permitir.
Un día, una joven que estaba bañándose en el río lo divisó. Sin temor se acerco a el intentando ver su rostro, pero no lo consiguió. Cuanto mas se acercaba el mas huía y se escondía del muchacha. Sentía vergüenza. En otro tiempo había sido un poderoso caballero, noble y bueno, ahora, desposeído de su orgullo era poco mas que un despojo.
Pero aquella chica veía algo en el brillo de sus ojos. Veía arrepentimiento y dolor, ella deseaba abrazarlo por alguna razón que desconocía.
Le fue acorralando hasta un árbol. La chica gritó despavorida cuando vio que en cuanto él toco el verde y frondoso árbol este se secó y se arrugo. Ella retrocedió hasta el río y se sumergió en las aguas, hasta que estas le cubrieron todo el cuerpo.
Espera! Grito el condenado..no te asustes..estoy maldito por los Dioses, pero no te haré ningún daño, hace mucho que nadie se me acerca..
Ella, saco despacio la cabeza del agua y lo miro…
Tenía la capucha bajada y su rostro era dulce. Tenía barba y una mirada traviesa, pero en absoluto era un monstruo.
Aun así..no se acercaba a el. Ahora tenía miedo por lo que había visto en el árbol marchito. Con el brazo extendido aquel condenado la animaba a abrazarlo.
Pero ella no podía. Seguía sumergida en el lago..esperando..y el comenzó a llorar. Volvió a ponerse la capucha, y dándose la vuelta..empezó a caminar hacia la nada, haciendo morir todas las plantas por donde pasaba, ennegreciendo el camino y haciendo polvo la piedras al pasar.
Ella..salió del agua temerosa y aun con miedo lo siguió por el rastro de desolación que dejaba. Sabía que ella estaba ahí, pero no podía tocarle porque le temía..como el resto del mundo, estaba maldito.
Lo siguió hasta un monte donde subió a lo mas alto. Ella aun no sabía si seguía temiéndolo o deseaba abrazarlo..pero sus dudas y sus miedos eran mas fuertes que su deseo de hacerlo, y se limitó a observar.
Al llegar arriba, se quitó la túnica. Detrás estaba el hombre y una vieja armadura oxidada que lo acompañaba en su penuria. Se arrodilló y mirando al cielo suplico perdón. Los Dioses al verlo, comprendieron que debían liberarlo, y con un rayo lo convirtieron en un árbol precioso, pero seco.
Ella, que lo había visto todo, se acercó corriendo y allí estaba. La túnica en el suelo, y un enorme arbol de gruesas raíces seco y sin vida.
Pensó que habría podido pasar si lo hubiera abrazado..ahora era tarde. Comenzó a llorar abrazándose al grueso arbol y cuando sus lagrimas tocaron el tronco de este comenzaron a brotar hojas verdes.