Dormido en aquel diván empapado en sudor, sin mas ropa que su propia piel, con temblores producidos por un misterioso sueño que no lo dejaba despertar.
El reloj de la plaza dio las notas con el estruendo de la campana de la torre. Eran las 3 de la madrugada. Sobresaltado, se incorporó con fuerza respirando con dificultad. Miró a su lado y encima de la mesa estaba una botella de Vodka vacía junto a un vaso que aún tenía un poco en su fondo. Frotó sus ojos y miró su cuerpo desnudo mojado por el salado sudor.
No recordaba mucho, solo que se había quedado dormido después de emborracharse queriendo ahogar sus penas en aquella botella, penas que no se ahogaron, sino que ahora gritaban con mas fuerza. Todo era por su vida, amores y desamores, sueños incumplidos..todo aquello que suma para que te sientas fracasado. Había tomado la decisión de cambiar, y que una otra vez no conseguía, siempre volvía a ser el tipo de siempre.
Se fue a la ducha y dejó correr el agua fría sobre el. Ahora la cabeza le estallaba, era igual que si se hubiera convertido en un gran timbal donde una maza golpeaba incesante sin parar. Un fuerte zumbido sacudió sus oídos, pensó que era fruto de la tremenda melopea que tenía, pero se repetía sin cesar. Cerró el grifo y ahora lo escucho mucho mejor..era el timbre de su casa.
Tambaleándose y con una toalla en su cintura se acercó hasta la puerta y observo por la mirilla. Era Flor..o al menos ese era el nombre que conocía de ella. Lo extraño era que era de madrugada, lo normal es que estuviera dormida a los pies de Morfeo.
Flor era una chica que había conocido unos años atrás. Siempre se gustaron,pero por avatares del destino cada uno siguió su camino. Ella con su novio, y el dando tumbos por la vida buscando su gran sueño. No hacia mucho tiempo se volvieron a encontrar en un café, rieron, se cruzaron miradas y sus mentes dibujaron escenas prohibidas que seguro escandalizarían a mas de uno. Prometieron volver a verse, cosa que no sucedió, hasta que hoy, llamaba a su puerta.
Abrió y ella se lanzó sobre sus brazos. Estaba temblorosa y fría, con los ojos sollozantes y el vestido empapado por la lluvia de la calle. La cabeza le daba vueltas y vueltas, como un viejo tiovivo estropeado y chirrioso, no entendía nada. De repente los labios carnosos y sensuales de Flor se posaron suavemente sobre el, buscando entrelazar su lengua con la suya.
Aquello no se lo esperaba, pero le gustaba demasiado. Quizás era la medicina que necesitaba en ese momento de su vida.
Sus fuertes manos se deslizaron bajo su vestido. Notó que no llevaba nada mas que aquel trozo de fina tela de colores mojada. Lo dejó caer en el suelo, al igual que el su toalla. Ahora eran dos personas mezcladas en lágrimas y fuego, apagando el terremoto de sus desgracias en amor.
Comenzó a besar su cuello, despacio, mientras con sus manos acariciaba sus pechos haciendo que estos se pusieran duros. Los besos bajaron por la espalda recorriendo su columna. Ella intentaba girarse para buscar su boca, pero el la detenía con mas besos y caricias. Los corazones latían con fuerza al igual que el palpitar de su deseo.
Por fin ella se dio la vuelta y se sentó con fuerza sobre su abdomen haciéndolo caer sobre la alfombra. Bajó suavemente su cuerpo deslizándolo hasta su cintura haciendo que el la penetrara . Por un momento fueron uno, aquello era una mezcla de amor, lujuria, pasión y deseo de dos personas encontradas y con ganas de cambiar sus vidas. Jadeantes disfrutaban del momento que acompañaba el amanecer de otro nuevo día.
Terminaron y ella le besó larga y apasionadamente. El observo su cara y descubrió lo que significaba..nada. Flor se vistió y se puso los zapatos. Sin mirar atrás salió por la puerta dejando su intenso aroma a mujer hermosa.
Se levantó y se acercó hasta la mesa. Allí estaba aquel vaso medio lleno de vodka esperándolo de nuevo para compartir sus penas. Pidió un deseo, que el pasajero oscuro de su corazón le invadiera para ser otro mientras de un sorbo terminaba su otro compañero de viaje.