La Mexicanita.

El calor sofocante de aquella ciudad del norte de México no podía ser peor. Caminar entre las calles comido por las moscas mientras las gentes se paraban frente a los puestos de comida rápida para pedir sus tacos y fuentes de cerveza bien fría era su lucha por atravesar y poder llegar al otro lado.
No hacía mucho que allí en la esquina de la plaza de Benito Juárez habían asesinado a un policía , bueno, otro mas, ya que era habitual que cada semana abatieran a varias personas, una ciudad sin ley culpa de la desidia de los gobernantes y la prepotencia de los narcos. Las gentes del lugar ya vivían con indiferencia estas noticias, puesto que para ellos era » uno mas de tantos» .
Consiguió entrar en un bar. Pidió una michelada bien fría ya se sentó frente al mostrador donde el mesero lo miraba entre la curiosidad y la indiferencia. No había mucha gente allí , sólo algunas personas disfrutando de un viejo ventilador que apenas daba aire, y el poco que daba era caliente, entre un ruido que amenazaba con detenerse y estropearse para siempre.
Sorbo a sorbo su garganta notaba el fresco y seco sabor de la cerveza mientras su sudor delataba el calor que estaba pasando.
De repente notó un fuerte sabor salado mezclado con el fresco aroma de la cebada, a la vez que comenzaba a ahogarse.
Ruido y confusión se empezaron a mezclar entre el tumulto de la calle y el sonido de sirenas. Fuera una balacera entre bandas , otra mas..otra vez, y en esta ocasión una de las balas tenía un nombre grabado, la de aquel hombre que sin pedirlo ni quererlo saboreaba una cerveza bien fría en aquel bar.
La bala atravesó su garganta mientras se desplomaba lentamente sobre el suelo lleno de papeles.
Cerró los ojos e intento concentrarse en algo intenso que le sirviera para vivir su agonía con dignidad y belleza, en su mente, en aquellas décimas de segundo, descubrió como unos ojos hermosos lo miraban mientras unas manos delicadas acariciaban su cabello.
Dicen que un momento así pasa toda tu vida por delante, como pequeños fragmentos de un video antiguo que se proyectan en tu mente mientras tus lágrimas vuelan entre recuerdos pasados, pero el, en ese momento, sólo sintió como su cuerpo tendido era sólo un recipiente, y el , miraba fijamente a los ojos de aquella mujer que le daba paz.
No escuchaba nada, solo un silencio que apaciguaba su alma mientras sus labios eran besados con pasión y su cuerpo temblaba de placer.
Siempre había escuchado la leyenda de «la Mexicanita» . Decían los más antiguos, que cuando México aún era una colonia de España una hermosa mujer tenía el don de ver más allá de las personas, conectarse con el mundo de una manera especial. Su mirada intensa y profunda, hacia temblar a hombres y mujeres , y todos sentían paz al estar a su lado. Un día, al lado de un río, entro a bañarse desnuda, ese día, fue el último, pues nunca más se la volvió a ver. A pesar de los años, las gentes del lugar, en momentos de tristeza o desesperación creían verla , mirándolos fijamente..dando paz en momentos difíciles, aunque nunca nadie creyó que aquello fuera cierto.
Ahora el, postrado en aquel sucio bar, yacía en los brazos de La Mexicanita mientras todo seguía con normalidad. Nadie podía verla, sólo el. Cuando retiraron su cadáver el seguía allí, junto a ella, sonriendo, como si nada hubiera ocurrido.
Sin saber como, noto como el agua fresca mojaba su cuerpo mientras ella le invitaba a sumergirse a su lado. Se había trasladado a aquel río de la leyenda, y allí, desnudo, sin más ropa que su sonrisa y su alma, se hundió en las aguas junto a La Mexicanita .
Dicen que quienes nadan en aquel río de la frontera, sienten pasión y amor, viendo en el agua el reflejo de ellos dos nadando hacia la luz.
Algunos piensan porque la vida a veces es injusta,porque el mundo gira al lado contrario y golpea con fuerza la ilusión de vivir, y después de ese pensamiento, les viene un torrente de energía que fluye y reconforta recordándolos que nunca llueve eternamente , mientras el río transforma sus vidas.