Miro mi piel y noto que algo recorre mis venas acompañando a la sangre que bombea mi corazón con cada latido. Observo y no lo puedo ver, intento palpar con mis manos como si quisiera descubrir el ser que juega conmigo desde dentro.
Respiro y expiro con profundidad, y es en este momento cuando algo se enciende en mi interior, es como una llama que arde, con la potencia de cien soles, inextinguible , un fuego que es difícil de contener, ni siquiera los cortafuegos del alma son capaces de aplacar su intensidad.
Este fuego se va transformando poco a poco, es aliado de la pasión y hermano del deseo. Acaricio mi cuerpo buscando la llave que haga detener tal Armagedon , pero no la encuentro, solo pierdo el tiempo pues ardo en deseos de quemar todo con mis manos, mi ser al completo.
Giro la cabeza y allí esta ella, desnuda, frente a mi, sonriendo. Su cuerpo parece torneado por artistas del pasado, y cuya blanca piel es como fino mármol pulido. Nos miramos y sin tocarnos es ya un preludio de energía, bolas de fuego que giran sin ser vistas. Nuestras manos dibujan círculos mágicos imaginarios , notamos calor mientras mas nos acercamos. Apenas nos conocemos, pero esta claro que no hay agua que pueda apagar este incendio, solo deseo dejarme quemar al igual que fuera un condenado por la Santa Inquisición.
Nuestros labios se tocan y es igual que sentir las brasas de una cálida chimenea en invierno, deseamos mas, y nuestras lenguas juegan como la lava de un volcán entre las rocas. Nos entrelazamos y el roce de la piel hace que nuestros ojos se cierren para sentir como el fuego se transforma en luz, una luz intensa que recorre cada poro, cada cabello, dejando sin aliento ni voz nuestras húmedas gargantas.
Por fin entiendo quien está jugando por mi sangre, es algo que dejo que crezca hasta dejarme poseer. Mientras en el suelo de aquella habitación todo es pasión y energía. Al final, abro los ojos, y allí esta junto a mi, sin dejar de mirarme mientras se esfuma entre mis brazos vaporizándose al igual que el agua con el fuego. Con mis brazos intento abrazarla, pero es en vano, como un fantasma va desapareciendo de mi lado invadiéndome un frío mortal.
Ahora, acurrucado en la habitación, busco su aroma en mi piel para recordar que un día pudo hacer que mi fuego fuera poderoso junto al suyo, y que algún día, se que volverá en las noches de frío invierno..quizás.