El ser humano se mueve por el mundo por muchas razones y valores. Estos van cambiando y girando dependiendo de las circunstancias , no obstante , hay quienes mantienen su rumbo, su ilusión y honor a lo largo de toda su vida, estas personas creen en los sueños compartidos , pero también existen auténticas bombas de relojería , capaces de destruir todo lo que tienen a su alrededor.
Hoy os quiero contar un cuento corto que haga meditar sobre aquellas decisiones que pueden convertirse en algo terrible .. Bueno, mejor os dejo con la lectura:
Cada día Nineth se asomaba por la ventana. La gustaba ver los colores en cada pequeño rincón de la ciudad, daba igual si era un día gris, o la lluvia lo inundaba todo, porque ella era capaz de ver a través de las gotas de agua el reflejo de las cosas, y en ellas, su color.
Su pequeña mente volaba entre nubes de ilusiones y deseos, solía soñar despierta , y eso aunque bueno y muy recomendable, recomienda tener un suelo donde poder saltar a agarrar cada anhelo y así no caer y estrellarse contra el frío y duro precipicio de las ilusiones no cumplidas.
Llevaba ya unos días triste, cabizbaja. Buscaba nuevos retos , cada instante era un momento muerto por muy apasionante que fuera, ya nada la hacia ver los colores, todo , de repente, se volvió gris y empezó a buscar nuevas sensaciones que la hicieran creer que estaba viva.
Un día, apareció sobre la mesa un revolver , y junto a el una bala. Se acercó con temor y a la vez emoción pues nunca había disparado un arma. Agarro aquella pistola y percibió el frío acero y la sensación de poder, por un momento su mente voló a aquellas películas donde era una heroína que salvaba el mundo con su arma y su poder de decisión.
Comenzó a acariciarla y abriendo el tambor metió la bala, y de un golpe seco lo cerró. Alargo el brazo y empezó a apuntar de un lado a otro , jugando a ser otra persona. Su rostro reflejaba emoción por lo desconocido, y esto era algo que deseaba experimentar .
Un día, hablando con una amiga la contó la experiencia. Nineth quería ir más allá, necesitaba saber que se sentiría disparar ese revolver , hacerlo frente a alguien y comprobar que pasaría, lo necesitaba hacer …y se lo contó a ella. Su buena amiga, alarmada, la dijo que no podía hacer eso, que lastimaría a seres queridos, que podría matar y que ya no habría marcha atrás, pero Nineth no escuchaba, solo acariciaba el arma con deseo de hacer algo que nunca había hecho, sin importar las consecuencias, propio del egoísmo de pensar en uno solo.
Al día siguiente, a primera hora de la mañana y con la pistola en la mano, se acercó sigilosa a la persona que más quería , y apuntando el arma sobre su cabeza disparó.
La sangre inundó la habitación, y el estruendoso sonido alertó a la familia y amigos que vinieron corriendo a ver que pasaba. Al llegar vieron aquel cadaver y a ella temblorosa que los miró con una sonrisa nerviosa y dijo :
» Lo siento, tenía que hacerlo, siento haber hecho daño pero no fue mi intención »
Una vez dicho esto agarro su maleta y desapareció saliendo corriendo por la puerta, dejando tras de sí pisadas rojas y negras.
Este relato trata de hacer que todos pensemos que toda acción trae consecuencias, que debemos amar y ser felices siempre sin disparar el arma que acabe con los sueños y la luz de quienes nos aman por ganar un minuto de gloria o vida…por IMPULSO.