La oscuridad todo lo inundaba, no había ni un ápice de luz en aquel lugar y se sentía sola y desorientada. Su cabeza la daba vueltas, sus ojos empapados en lágrimas que no dejaban de salir de sus rasgados ojos marrones impedían ver dentro de la nada.
Con sus brazos se secaba a aquella fuente que no dejaba de brotar mientras temblaba con el miedo propio de cualquier persona que teme a lo desconocido, como un niño que no quiere asomarse en la noche y mirar debajo de la cama, allí , acurrucada junto a una roca al lado del río ,que era lo último que pudo ver tras el apagón misterioso, la luz se había extinguido , como un eclipse total, de repente, en el momento justo mientras ella observaba sonriente a una pequeña Libélula revolotear a su alrededor libre y fuerte, posándose levemente en los juncos del río .Al mirarla, se había visto a ella misma, volando con la fuerza de un rayo y descubriendo cada rincón oculto de aquel lugar. Incluso llegó a posarse en su delicada mano haciendo que ese gesto tan liviano la provocara una de las mas hermosas sonrisas.
Ella se había sorprendido pues ya no se acordaba de lo que era una sonrisa. Aquellos músculos en su rostro empezaban a funcionar de nuevo, y esa vez, también había llorado, pero de alegría, ya que no pensaba que algo tan simple podía ser tan hermoso, y es que las cosas mas bonitas no tienen porque ser complicadas ni imposibles.
Cerró los ojos y las lágrimas empaparon sus labios notando el fuerte sabor salado, como si aquellos diamantes en forma de gotas que resbalaban por su mejilla quisieran hablarla y decirla susurrando en su boca: No debes de temer, pues la luz que ahora no ves siempre ha estado aquí, solo que tus miedos, tus temores , tus anhelos perdidos, te hicieron que no pudieras ver que también puedes volar …
Poco a poco, aquel temblor de su delgado cuerpo, fue calmándose, al escuchar en la oscuridad a aquella Libélula cuyo zumbido la devolvía a la realidad de que si quería, si lo deseaba con fuerza, ella también podría volar. Apretó con fuerza los puños y despertó al lado de aquel insecto volador , volando a su lado, rodeada de la luz mas intensa que jamás había conocido, sin mas lágrimas que las que el rocío dejaba en la mañana en los pétalos de las flores…Feliz.