Hacía mucho frio. El viento gélido del norte no paraba de soplar y hacía que el paisaje cobrara un tono gris azulado entre el hielo y el reflejo de la Luna.
Frente a él una gran estatua de una mujer cuyas alas de piedra se levantaban victoriosas evocando tiempos pasados, aquella imagen, hermosa y fría , era como si quisiera cobrar vida, hablar de como llegó a convertirse en piedra, del porque dejó de defender su vida y quedó postrada en aquel precipicio , observándolo todo con sus pétreos ojos almendrados, rígida ante el mundo que seguro alguna vez la dio la espalda.
Mientras la veía, pensaba en como habría sido si la leyenda era cierta, que fue una hermosa mujer de piel pálida como el mármol, de mirada felina y brillante, un ser especial que había nacido diferente, pues desde que nació y durante años tuvo dos protuberancias en la espalda, duras y a la vez brillantes, eran muy pequeñas , pero de un material similar al acero. Todos aquellos que sabían de esa especie de deformidad la temían , la apartaban, y la hacían sentir que no era nada pues las mujeres de aquella aldea eran normales, si por normales podemos afirmar que carecían de ilusiones, de retos, de sueños diferentes, en resumen , se negaban a volar mas allá de donde su mirada alcanzaba.
Pero ella no era igual. Se revelaba constantemente ante tales situaciones, y aunque no comprendía el porque tenía esas extrañas ¨cosas¨en la espalda, se sentía especial, aunque nadie en aquel lugar la hubiera hecho sentir así…siempre pensaba ¨quizás algún día…¨
Cierto día, al levantarse, notó como la habitación estaba toda revuelta y la madera de las paredes astillada como si alguien hubiera entrado con afiladas espadas a tallar aquel lugar. Al principio se asustó, pero al rato notó que había sido ella pues aquellas protuberancias de la espalda eran en verdad alas de acero, plumas que lejos de ser gráciles y livianas , estaban elaboradas del mas puro acero. Seguro en su transformación y sin darse cuenta revoloteó dentro , y como todas las cosas que cambian, cambió su entorno.
Notaba como la fuerza corría por su interior, sentía que estaba viva, podía volar, y eso hizo, con fuerza golpeó contra el suelo y extendiendo sus alas salió volando dejando atónitos a todos los habitantes que presos de pánico y lo peor, ignorancia, corrieron a esconderse a sus casas pensando que aquella mujer era una Bruja.
Según volaba sus alas producían un silbido entre las nubes hecho por aquellas plumas de acero, era como una orquesta entre el viento y la ilusión por volar y ser libre, acompañado por las carcajadas de ella que feliz planeaba entre las montañas.
Pero para aquellas personas ingratas que solo pensaban en ellas, que veían en alguien capaz de volar y ser feliz una amenaza, contrataron a un hechicero que la convirtió en piedra para siempre, sobre un precipicio para que sintiera las ganas de volar y no pudiera.
Aquel hombre que conocía esa historia tan triste se sentó a sus pies y comenzó a acariciar como si en verdad la estatua fuera a sentir algo. De alguna manera se sentía identificado ya que el era igual, poseía unas enormes alas escondidas y plegadas bajo su manto, alas de acero al igual que ella. Sabía lo que era sentirse prisionero, fallar en la vida, caerse y volverse a levantar, ser humillado y olvidado en el tiempo, ser en sí una piedra más en el camino…
Pero sentía que esas alas que no estaba hechas de plumas normales estaban allí por algo, eran de acero para volar y no perderse en el cielo, para reflejar el Sol en el día y la Luna en la noche, para cortar el viento cuando este es fuerte y terrible, para no mojarse bajo la tormenta y aletear con fuerza sus sueños…él era especial, como ella.
Por momentos aquellos recuerdos lo hicieron llorar, y aquellas lágrimas tocaron la fría piedra que al hacerlo estalló en mil pedazos dejando frente a él a aquella mujer que lo miraba con las alas de acero extendidas esbozando una enorme sonrisa y reflejando su felicidad en su rostro.
Si alguna vez escuchas el viento, cierra los ojos, quizás no sea solo eso, quizás y solo quizás , sean ellos volando entre las nubes… o sean tus alas al volar, miraste tu espalda?