Aquella bala voló hacia su objetivo , disparada con total precisión sin ningún temblor, solo apretó el gatillo de su fusil y esperó el golpe certero . Simplemente había tomado una decisión , y una vez accionado aquel resorte no había manera de volver atrás . La pregunta es si el objetivo merecía ser abatidoSigue leyendo «NADA.»