Eternidad es una palabra que denota algo que no tiene ni principio ni fin , de hecho para Aristóteles la eternidad era el tiempo que perdura siempre .
En nuestro mecanismo humano esta palabra tiene poco significado ya que nuestra vida tiene un comienzo y por supuesto un final , pero si hablamos de algo más profundo , de eso que nos envuelve y no sabemos definir qué es , a veces disfrazado de latidos que dan impulso a nuestro corazón , y otras veces son calambres que brotan desde lo más profundo de nuestro ser convirtiendo nuestro sentir en raíces profundas difíciles de arrancar.
Por esto buscamos la eternidad , la buscamos en todas las cosas que nos rodean y nos llenan , la buscamos en placeres terrenales y divinos , y sobre todo , la buscamos en el amor verdadero y eterno.
Amor , una palabra que da miedo pues es un sendero tortuoso y difícil , lleno de espejismos que nos hacen caminar y beber en las fuentes equivocadas . En un principio ese espejismo como todos te hace ver una realidad que no es, disfrutas y te engañas mientras el tiempo avanza y va convirtiendo tus ilusiones en una prisión de la que te es muy complicado escapar.
Cuando la niebla se disipa y ves sin filtro descubres que aquello que pesa no te deja respirar , es lo que te aleja de tu felicidad , de esa eternidad idealizada que nunca has podido encontrar , y es cuando saltas al vacío intentando volar con alas de cera que como Ícaro se derriten frente al Sol , impotente ves como caes sin rumbo, con los ojos nublados de tanto dolor .

Pero …
Imagina que en tu caída , en esa irremediable caída al vacío donde crees que solo te esperan caminos iguales a los que has vivido , espejos que distorsionan la realidad , aparece un Ángel que te sujeta antes de que golpees contra el suelo , un ser luminoso que te abraza y posa con suavidad en un nuevo sendero carente de miedos .
No es fácil porque para que esto suceda debes haber vivido en mares de lagrimas , navegado en ellas y en muchas ocasiones , perdido la esperanza , pero a veces puede suceder.
A mi me sucedió , no fue la intensidad de su mirada, ni la dulzura de sus besos, ni su piel aliada de la Luna que se pone de acuerdo para brillar en esas noches de invierno , ni su voz pausada y a la vez nerviosa , ni su energía digna de un animal salvaje ansioso por cazar y vivir , eso solo fueron pequeños detalles que dibujaron la realidad y anularon cualquier espejismo, porque ella conquistó lo más profundo de mi ser, mi espíritu, mi alma inmortal y por ende , la eternidad soñada a su lado.
Debo nómbrala pues es objeto de homenaje sellado en letras que brotan de mi corazón , una mujer cuyo mecanismo y engranajes combinan conmigo como si de un reloj suizo se tratara , una mujer con mayúsculas, Cristina Ortega.
Gracias por existir y complementar el círculo de la eternidad conmigo.